martes, 28 de febrero de 2017

Paseando con Nadia (2)


"La soñaba cada noche, entre letras, cafés, cigarrillos a media y noches de insomnio eternas.

La soñaba a su lado, sentada, callada y con esa sonrisa de niña traviesa  que siempre le caracterizó.

La soñaba en esas noches frías de invierno, abrazado a aquella almohada, que de vez en cuando deseaba que fueran aquellos brazos en los que buscaba refugio.

La soñaba en cada pesadilla, ella se había convertido en el refugio de sus miedos, su cobardía. 
Le entregó sus cenizas, esperando renacer y resurgir.

La soñaba en cada lágrima porque ella había sido quién se las secara.

La soñaba cada noche para perderla cada día."

(MJMA)


Paseando con Nadia


Hoy he salido como cualquier otra mañana a pasear...
Sin rumbo fijo, como siempre desde hace unos meses, dejo que mis pies me sorprendan mientras dejo mi cabeza en blanco, o eso creo.
Tengo la sensación que ya no soy yo la que pienso y pasea, creo firmemente que es ella, Nadia, quién últimamente decide por mi.
Hoy nos hemos encontrado con los primeros indicios de la primavera, aunque aún hace frío, es más llevadero, los árboles ya comienzan a tener color...
Hoy nos hemos encontrado con ellas...


lunes, 27 de febrero de 2017

Diamantes

Mi madre dio a luz a dos niñas gemelas, una era mi hermana Candela, la otra era yo, Victoria.

Papá le regaló un par de pendientes por nuestro nacimiento. 
Dos brillantes engarzados en oro blanco.

El día que cumplimos los 18 años, mamá hizo de aquellos pendientes un colgante para cada una, que colocó alrededor de nuestros cuellos, "os mantendrán siempre unidas".

Los años hicieron que Candela y yo tomáramos caminos diferentes, pero siempre con nuestros diamantes colgados.

Pasamos décadas sin vernos, sin hablarnos, sin encontrarnos, ni la muerte de nuestros padres hizo que volviéramos a coincidir.

Sin saber nada la una de la otra, fue la vejez la que nos hizo coincidir, aquella mañana en el jardín de la residencia de ancianos, donde había decidido pasar mis últimos años, sentí el reflejo y la llamada del diamante gemelo. 

La reconocí entre las canas y arrugas que enmarcaban un rostro exactamente igual al mío. 

Aquellos dos diamantes habían hecho caminos diferentes, pero el tramo final de la vida volverían a recorrerlo unidos.


La huida


"Huyó como lo hacen los cobardes, mirando atrás de vez en cuando para asegurarse que nadie le veía.

Huyó de aquellos te quiero que mientras corría retumbaban en su cabeza.

Huyó mientras tarareaba aquella canción, su canción.

Huyó por que le asustaba ser feliz.

Huyó pensando en algún día volver."

(MJMA)


viernes, 24 de febrero de 2017

Entender...


"No entiendo de límites, sólo entiendo de esfuerzos.

No entiendo de distancias, sólo entiendo de caminos.

No entiendo de rencores, pero sí entiendo de traiciones.

No entiendo de guerras, sólo entiendo de mi paz.

No entiendo de vivos, pero empiezo a entender de muertos vivientes.

No me entiendo a mi, cuanto más al resto de personas.

No entiendo de justicia, sólo entiendo de lo que es bueno o malo, para ti y para mi.

No entiendo de penas, pero sí de tristezas.

No entiendo de amor, pero sí se lo que es quererte.

No entiendo de destinos, sólo de casualidades.

No entiendo nada, pero contigo lo entiendo todo."



jueves, 23 de febrero de 2017

De menos


"Echo de menos tus susurros de buenos días, tus caricias de buenas noches.

Echo de menos tus risas a media mañana y tus lloros de media tarde.

Echo de menos tus desencuentros de madrugada y tus encuentros al amanecer.

Echo de menos tus despedidas, sabiendo que ibas a volver.

Echo de menos tu olor, tus palabras y tu sentir.

Echo de menos tu ser y no estar y tu estar y no ser.

Echo de menos cada palabra, cada murmullo y cada beso.

Echo de menos tu sentir y tus pocas ganas de vivir.

Echo de menos tu mirada triste y tus pasos arrastrados.

Echo de menos tenerte y perderte.

Echo de menos echarte de menos y en ocasiones echarte de más."
(MJMA)



miércoles, 22 de febrero de 2017

Maldito seas amor

"Maldito seas amor, prometí no volver a caer en tus redes, ni en tu tela de araña.

Me juré no volver a escuchar tus cantos de sirenas.

Prometí que no dejaría que pusieras mi vida patas arriba de nuevo.

Te grité mil veces o tal vez millones que te alejaras de mí, que no quería tus susurros al oído.

Cerré mis ojos para no verte, cerré mi boca para no hablarte y me volví sorda para no escucharte.

Y aquí estoy maldito amor, escribiéndote de nuevo, escuchando tus cantos de sirenas, mirándote de frente y hablándote a cada minuto.

Aquí estoy con mi corazón abierto de par en par, esperando a que desordenes mi vida, dispuesta a esperarte, a caer rendida a tus pies y en tus manos.

Aquí estoy maldito amor, esperando para vivirte de nuevo."
(MJMA)


A qué huele la vida...


"La vida huele a momentos, a encuentros, desencuentros, alegrías y penas.

La vida huele a decepciones, a momentos inolvidables y momentos para olvidar.

La vida huele a esperanzas pérdidas y esperanzas que nunca mueren.

La vida huele a los que se van para no volver, a los que se quedan y nunca se van y a los que vuelven para quedarse.

La vida huele a los que son pero no están y a los que están pero no son.
Por que por mucho que quiera Shakespeare no es lo mismo ser y estar y estar que ser.

La vida huele a amores y desamores.
A amistades traicionadas y amistades eternas.

La vida huele a casualidades y a destinos.

La vida huele a risas y llantos.

La vida huele a lo que queramos que huela.

La vida huele a todos y cada uno de nosotros."


martes, 21 de febrero de 2017

Aprender


"He aprendido, que en la vida, unas veces se gana y otras se pierde, pero siempre se aprende.

He aprendido que no todas las pérdidas son malas a veces perdemos para ganar.

He aprendido que a veces nos gusta escuchar un te quiero o un te echo de menos,
He aprendido que también hay que saber decir te quiero y decir te echo de menos.

He aprendido que en la vida a veces se vive y otras sólo se sobrevive.

He aprendido que los tropiezos y caídas unas veces son lecciones y otras veces son avances.

He aprendido que a veces damos demasiadas vueltas para encontrar aquello que tenemos delante y no vemos, por eso a veces además de mirar debemos ver.

He aprendido que a veces no se trata de oír, se trata de escuchar.

He aprendido que a veces necesitamos callar, para hacer hablar a nuestros silencios, por que a veces el silencio dice más que mil palabras.

He aprendido que a veces, sólo a veces, necesitamos la soledad para apreciar la compañía.

He aprendido que a veces la vida nos enseña que perder es ganar y que ganar es perder, pero siempre y no sólo a veces, la vida nos enseña a vivir.

He aprendido que el orgullo es mal consejero y peor compañero.
Que no se trata de tragarlo, se trata de dejarlo a un lado."




lunes, 20 de febrero de 2017

Puta vida... Vida puta


"No se trata de aprender a vivir la vida, se trata de saber vivirla."
                              (YO)

Y al final ¿ sabes qué? 

Que la vida no es tan puta y mala como creemos y queremos creer.

Al final la vida se trata de salir de la tormenta, para disfrutar del arco iris.

Al final la vida es un camino, con luces y sombras, con tropiezos y caídas y de levantarse joder, siempre hay que levantarse.

Al final la vida es una lección tras otras, de unas aprendemos y de otras..., qué más da, si seguimos vivos.

Al final la vida es como queremos que sea, fea, bonita, alegre, triste. Pero de eso se trata de que la improvisemos y nos dejemos sorprender por ella.

Al final la vida es vivir o sobrevivir, tú eliges.

Al final la vida es estar de rodillas unas veces y al borde de la muerte otras, pero al final siempre la miras de pie, hay que mirarla de pie, mirarla a los ojos y decirle, "ves, sigo aquí."

Al final la vida, nos empeñamos en aprenderla a vivir, y lo único que tenemos que hacer es saberla vivir.

Qué a veces se trata de sobrevivir para apreciar lo que es realmente vivir.

Aunque a veces es necesario aprender a saber vivir.

Todo es cuestión de distinguir entre una puta vida o una vida puta.

Tú eliges...


sábado, 18 de febrero de 2017

Ser


"Quiso ser su sonrisa en medio de las lágrimas.

Quiso ser verano en aquel frío invierno.

Quiso ser su paz en su propia y única guerra.

Quiso derretir aquel corazón helado, mientras ella se empeñaba en mantenerlo bajo cero.

Quiso ser su sueño en medio de sus pesadillas.

Quiso ser lo mejor de ella, cuando ella se empeñaba en mostrar lo peor de ella misma.

Quiso ser amor en medio de tanto odio.

Quiso ser tanto, que no consiguió ser nada."



viernes, 17 de febrero de 2017

No busques, encuentra


"No busques a nadie, deja que alguien te encuentre.

Alguien que te quiera, que te ame, que te extrañe cuando no estás.

Alguien que sea capaz de romperte el corazón a besos y el alma con abrazos.

Alguien que te haga llorar, de risas cada día.

Alguien que grite que se muere, pero por ti.

Alguien que te haga resucitar cada día, porque te ha hecho morir de amor cada noche.

Alguien que te de la mano sólo para sentirte más cerca.

Alguien que sea capaz de hablarte con su mirada.

Alguien con quién ser tú, con quién encontrar un nosotros."



Promesas De Amor Entre Ruinas

León y yo nos prometimos amor eterno con tan sólo 13 años.
A esa edad abandonábamos el pueblo por distintas circunstancias.

Mis padres emigraban fuera de España y León continuaría sus estudios en el seminario de la ciudad.

La noche antes de separarnos nos juramos querernos siempre, "nos casamos", en las ruinas del convento del pueblo, aquel convento que había sido testigo de nuestros juegos, nuestras confidencias y de como íbamos creciendo día a día, año a año.

Crecimos al mismo tiempo que lo hacia el amor el uno por el otro, pero sin ser conscientes de nuestros sentimientos, hasta que llegó el día en que teníamos que separarnos.

Aquella noche después de nuestra inocente y simulada boda, nos hicimos una promesa, volver a buscarnos 20 años después sí no habíamos conseguido amar a alguien que no fuéramos nosotros.

Con un "prometo esperarte Elvira", me besó en la mejilla y se marchó.
Mientras se alejaba, le grité, "te querré siempre, León."

Hoy es el día, en que se cumple ese plazo de 20 años, nunca he conseguido amar y querer a nadie que no sea León, por lo que he vuelto al pueblo, con la idea de reencontrarme con él en aquellas ruinas donde nos prometimos encontrarnos.
 He venido con dudas, pero también con un sólo deseo, que León también haya decidido esperarme y venir a reencontrarse conmigo.

He preparado emparedados tal y como le prometí, siempre los llevaba, por entonces los hacia mi abuela, pero ella ya no está; he cogido mi vieja bici y aquella pequeña manta que siempre me acompañaba en los años de niñez. 

He pedaleado hasta las ruinas del convento.
Allí me he sentado a esperar la llegada de León, mi amor, mi único y verdadero amor, mientras el día iba avanzando y la noche comenzaba a llegar.
Me he comido los emparedados, pero he guardado uno por sí León decide al final venir.

Mientras pensaba en aquellos años de infancia y nuestro último día juntos me he arropado con la manta, y me he quedado dormida, acompañada de las lágrimas de tristeza que me han invadido al ver que León había conseguido olvidarme y que no vendría buscarme.

Me he despertado con los primeros rayos de sol, acurrucada y tapada con la manta, una manta que alguien había decidido compartir conmigo a media noche, me he despertado con el abrazo de León y su voz diciéndome al oído, "no quise despertarte, mi amada Elvira."




jueves, 16 de febrero de 2017

Mesa compartida


"Se sentó en aquella mesa, la que tantas veces habían compartido disfrutando de su mutua compañía.

Ahora la compartían en sus momentos de soledad, con el anhelo y esperanza de volver estar sentados frente a frente, aunque sólo fuera para verse por última vez.

Compartían mesa, como quien comparte custodia, en tiempos y horas diferentes.

Compartían mesa, compartían deseos, anhelos y lo peor de todo, compartían orgullo."




miércoles, 15 de febrero de 2017

21 días de poesía... Día 18

18/21
"Así comenzó de nuevo su vida en blanco y negro, a cámara lenta y con un final por vivir.

Así comenzó de nuevo a arrastrar su cuerpo como otras veces lo había hecho.

Así comenzó de nuevo a resurgir, de sus propias cenizas y sacudiendo sus vestiduras para recomponerse y seguir adelante.

Así comenzaba a levantarse, a estirarse a erguir la cabeza y caminar derecha.

Ya no escondía su mirada, ahora buscaba otras miradas.

Ahora miraba al frente y también al futuro.

Así comenzaba de nuevo un nuevo capítulo de su vida, en blanco y negro como esas películas clásicas que eran sus preferidas.

Así comenzaba a sentir que esta vez ella era la protagonista, al escuchar luces, cámara, acción."
(MJMA)


Caminaba


"Caminaba cada noche con aquel puñal clavado en el corazón.

Caminaba moribundo, alimentado por su propia sangre y el ansia de volver a encontrarse con ella.

Caminaba arrastrando aquella pena, por la calles oscuras a deshoras, cuando ya no había nadie, ni siquiera ella.

Caminaba sin rumbo, buscando donde volver a caer y reposar aquel cuerpo y corazón herido.

Caminaba en silencio, con los ojos cerrados, esperando un nuevo amanecer, para volver a morir, con el deseo de volver nacer."


martes, 14 de febrero de 2017

Tú..., eres mi definición de amor.

Mientras le daba el "sí quiero" a ella a quién habla elegido como compañera de vida, no dejó de buscar mi mirada, una mirada que le dijera, "no lo hagas, huye, huye conmigo."

Pero seguí siendo la cobarde que había sido siempre, esquivé aquella mirada, para no encontrarme con sus ojos y con una verdad, que sólo nosotros dos conocíamos.

Le dio el "sí quiero" a ella a quién fue mi mejor amiga, a la que tantas veces le conté y lloré lo que había sentido y sentía por aquel hombre.

Le dio el "sí quiero" a ella a quién le ofreció un amor de ida y vuelta y muchas luces y pocas sombras.

Se entregó a ella, en cuerpo, mientras a mi me entregaba el corazón y el alma en cada mirada, en cada roce a escondidas y en aquellos mensajes desesperados a altas horas de la madrugada, pidiéndome dormir conmigo.

Le dio el "sí quiero" a quién se lo puso fácil, a quién no le hizo preguntas y nunca le pidió respuestas.

¿Aquello era amor? 
No, me decía día tras día, no es amor, es un intercambio de intereses, de comodidades, de decisiones precipitadas.

"Tú eres mi definición de amor."

Amor eres tú, amor somos nosotros cuando estamos juntos, amor es pensarte, desearte y sentirte cerca aunque estés a miles de kilómetros. 
Amor es sufrirte, echarte de menos y añorarte.

Amor es esperarte cada día, cada noche y el resto de mi vida.

Espérame, promete que me esperarás.

No respondí con palabras, sólo hice que mis ojos se encontraran con los suyos en el momento adecuado.
Con aquella mirada le prometí amor eterno, ese amor que tantas veces le había prometido en silencio... Aquel día se lo grité con la mirada.

Aquel día le hice saber, que "él también era mi definición del amor."



lunes, 13 de febrero de 2017

El amor no duele


"El amor no duele, duele el desamor.

El amor no duele, duelen los te quiero sin respuestas y la 
indiferencia.

El amor no duele, duelen las mentiras, las verdades a medias y la cobardía.

El amor no duele, duelen las preguntas sin respuestas y las excusas baratas.

El amor no duele, duelen las heridas al corazón y el dedo en la llaga.

El amor no duele porque es la única medicina para sanar al desamor."
(MJMA)


domingo, 12 de febrero de 2017

Reto 21 días de poesía... Día 15

15/21
"Aquella noche la luna fue mi mejor compañera.

Aquella noche ya no me sentía tan sola.

Aquella noche, ella era mi luz, mi resurgir, mi mentora.

Aquella noche fue la primera de mi revivir.

Aquella noche la luna me llenaba de fuerza.

Aquella noche la luna de nuevo se convertía en mi mejor amiga."
(MJMA)

Estar vivo, no es igual a vivir.

"El simple hecho de estar vivo, no significa que estés viviendo." 
          (Leído por ahí)

"Unos pasan por la vida, otros ven la vida pasar."
                             (YO)

Dicen que la vida está llena de muertos vivientes, o muertos en vida, de aquellos que nunca lo intentaron, de los que se quedaron en el principio del camino por miedo hacerlo.

Dicen que a veces se escuchan los lamentos y cantos entonando el "mea culpa".

Dicen que algunos deambulan por las calles, buscando y rogando la oportunidad perdida de cuando aún eran vivos muy vivos.

Dicen que están entre nosotros, buscando ese aliento perdido para seguir adelante.

Dicen que sí no estas atento llegan a poseerte y te hacen creer que eres uno de ellos.

Dicen que en sus ojos se ve la cobardía, disfrazada de tristeza.

Dicen que sí les miras pueden robarte los sueños, aquellos que ellos nunca tuvieron.

Dicen que te atrapan con sus penas y que nunca tienen, ni tuvieron apenas alegrías.

Dicen que algunos cantan una especie de canto de sirena para atraparte y escriben poesías para despedirse.

Dicen que sí no estas atento te envuelven sin darte cuenta. 

Dicen que envidian, que anhelan, pero que nunca se atreven a dar el paso para volver a la vida.

Dicen que incluso los días de sol caminan arrastrando sus penas y sus cadenas.

Dicen que nunca estuvieron vivos del todo, que siempre estuvieron a medio vivir.

Dicen que siempre tienen excusas para no seguir, o ni siquiera empezar.

Dicen que en el fondo se regodean en sus penas y que prefieren sobrevivir  a tener que vivir.



Despedidas


"No hubo dramas, no hubo lágrimas, mientras se miraban e intentaban separar sus manos.

Aquella despedida no era un adiós definitivo, era un hasta luego, era la espera a una nueva oportunidad.

Una oportunidad que la vida les había negado en aquellos momentos inadecuados, de momentos inoportunos y sobre todo de momentos de miedos.

Miedos que les impedían quererse como querían y merecían.

No era el momento, tal vez nunca lo fue.

No hubo dramas, sólo un adiós en silencio con voces rotas y nudos en la garganta. 

Aquellos nudos que nunca les dejaron gritar un te quiero.

Un nudo, un miedo, disfrazados de orgullo, que los llevaba hacia al abismo para nunca volver a encontrarse."


sábado, 11 de febrero de 2017

Ya no me dueles


"Ya no me dueles, cuando te pienso, porque me he acostumbrado a no pensarte.

Ya no me dueles cuando recuerdo tus besos, porque me he acostumbrado a no besarte.

Ya no me duelen tus abrazos, porque me he acostumbrado a no tenerlos.

Ya no me duelen tus ausencias, porque me he acostumbrado a no esperarte.

Ya no me duele no amarte, porque me he acostumbrado a no hacerlo.

Ya no me duele no quererte, porque he dejado de hacerlo.
Ya no me duele no amarte, porque tal vez nunca lo he hecho."


viernes, 10 de febrero de 2017

Próxima estación... VIVIR

Me enamoré de Esteban antes de conocerle, antes de nuestra primera cita.

Cada miércoles, puntual acudía a desayunar al mismo café en el que yo lo hacía a diario.
Me limitaba a observarle y a fantasear sobre como sería su vida.

El resto de días, me sentaba en la mesa que cada miércoles ocupaba Esteban, siempre la misma, en ella tomaba un café americano, tostada y zumo de naranja, mientras leía la prensa y miraba convulsivamente su teléfono móvil.
Me sentaba en aquella mesa, para sentirme más cerca de él y con la creencia de que el sentiría mi presencia cuando regresara a ella el próximo miércoles.

Un viernes, mientras tomaba mi desayuno, Esteban apareció en aquel café, con la intención de sentarse en aquella mesa que ambos considerábamos de nuestra propiedad.

"Buenos días, le importa que me siente? Prometo no molestar.
Soy un hombre de costumbres, siempre ocupo esta mesa y sí no lo hago hoy, estaré descolocado el resto del día. Por cierto no me he presentado, me llamo Esteban."

Levanté la vista de mí periódico, sonreí y le invité a sentarse.

"Buenos días, en absoluto me molesta, yo también soy de costumbres. Será un placer compartir hoy el desayuno en buena compañía. Por cierto mi nombre es Clara."

Esa mañana fue el pistoletazo de salida a una historia de amor, que hoy al subir a este tren tendrá el final que ambos hemos soñado y deseado desde aquel día.

Los miércoles eran especiales, comenzamos a compartir, mesa, desayunos y conversaciones, hasta que uno de esos miércoles aquel desayuno terminó en una habitación de hotel, donde ambos dimos rienda suelta a nuestra pasión más salvaje y oculta.

Aquel miércoles comenzaba una historia que no tardaría en darme más de un problema.

En aquellas primeras conversaciones, nos dimos a conocer y nos hicimos algunas confesiones, Esteban acababa de romper su compromiso de matrimonio con su prometida de toda la vida, pero ella sin más y a un mes de aquella boda había decidido anular todo aquello.
Acudía cada miércoles a desayunar a aquella cafetería porque  ese día de la semana, colaboraba en un pequeño despacho de abogados de la zona. 
Él tenía el suyo propio, pero un amigo de universidad comenzaba a abrirse camino en solitario, en el mundo de la abogacía y le echaba una mano en sus inicios.

Yo le conté mi vida a medias, trabajo para una empresa de publicidad como creativa y la oficina estaba justo en el edificio de la cafetería.
Acudía allí cada mañana después de dejar a los niños en el colegio, era mi único momento de relax en todo el día.

Sí estaba casada, pero mi matrimonio hacia aguas hacia al menos un par de años.
Por supuesto mi matrimonio y mis dos hijos fueron omitidos en esas conversaciones de miércoles.

Comenzamos a vernos más días a la semana, aunque seguíamos manteniendo aquellos desayunos de los miércoles.
Encuentros furtivos en hoteles, más tarde en casa de Esteban y los fines de semana en la casa de la sierra que mis padres sólo ocupaban en contadas ocasiones y yo hice creer a Esteban que era mía.
Mi marido no sospechaba nada, estaba demasiado ocupado con sus viajes de trabajo, sus partidas en el club con los amigos y estaba demasiado seguro, que yo nunca le abandonaría.
Esteban tampoco sospechaba nada de mi verdadera vida.
Comencé a vivir una doble vida, era la esposa perfecta en aquella casa, que cada día se me venía encima y era la novia pasional de un hombre al que amaba y a la vez le mentía, no me atrevía a contarle la verdad, aquella bola se había hecho tan grande que estaba segura que sí lo hacía a esas alturas, me abandonaría sin más.
Todo iba bien hasta que Esteban quiso presentarme a su familia, estuve semanas dándole excusas que él aceptaba y además entendía.
Apenas llevábamos unos meses y Esteban iba demasiado rápido y yo estaba demasiado perdida en una mentira que cada día engordaba más y más.
Además de nuestra diferencia de edad, yo pasaba los cuarenta y Esteban apenas tenía treinta.
A ninguno de los dos nos importaba pero estoy segura que al resto sí le habría importado.
 Un miércoles, en uno de esos desayunos compartidos, Esteban me propuso acompañarle a una cena al sábado siguiente, una cena de compromiso, a la que tenía que asistir casi por obligación.
"Sí tú me acompañas, será más fácil y así conocerás a algunas de mis amistades, te prometo presentarte como una amiga, o colega de profesión, pero acompáñame, por favor Clara."
Accedí a hacerlo, inventaría alguna excusa para que mi marido se hiciera cargo de los chicos e incluso podían quedarse solos en casa, ya apenas me necesitaban.

Aquel sábado comencé a arreglarme temprano, como lo hace una novia el día de su boda.
Le conté a mi marido que tenía planes con unas antiguas compañeras de universidad, "no te preocupes, yo también tengo planes, diviértete."

Llegué puntual a mi cita con Esteban, a pesar de mi edad, estaba nerviosa como una quinceañera en su primera cita.
Aquel hotel donde se iba a celebrar el evento de a aquella noche estaba lleno de personalidades y gente que me podría conocer, por lo que le pedí a Esteban que fuera discreto. "Tranquila lo seré, no quiero problemas y mucho menos, quiero perderte."

Todo iba bien hasta que vi a aparecer a mi marido, con un grupo de amigos del club de campo, en el hall del hotel.
Todos elegantemente vestidos, lo que me indicaba que no iban a la cafetería a tomar una copa, sí no que su destino era aquella cena, aquella maldita cena.
Intenté pasar desapercibida, pero fue inútil, mi marido se acercó a mi, me beso en la mejilla y mirando a Esteban, me dijo "Clara, ¿no vas a presentarnos?"

Sólo acerté a decir: "Esteban, él es mi marido."
Se dieron la mano, mi marido desapareció de la escena y Esteban me miraba pidiendo una explicación.
Mi marido entró directo al salón donde se celebraba aquella cena, yo cogí a Esteban de la mano y me lo llevé de allí.
Me quité los tacones, y le quité su pajarita, le hice caminar hasta encontrar un lugar donde comprar unos bocadillos y algo de beber, nos sentamos en un parque y allí pasamos aquella velada que tanto prometía.
Le conté toda la verdad, me escuchó atento y cuando terminé de contarle mi aburrida y triste vida, se limitó a preguntar, "¿Por qué, Clara, por qué?"
A lo que contesté: "tenía pensado hacerlo, no sé cuando, pero te juro que iba a contártelo, sólo que  pensé que esto llegaría tan lejos. No quería hacerte daño, bastante daño me estaba haciendo a mi misma."

Esteban me miró y me besó, "ahora ya lo sé todo, soy libre de elegir, y elijo seguir contigo, y ¿tú qué eliges, Clara?"

Me levanté del suelo, me puse los zapatos y caminé hacia mi elección.
Lloré todo el camino hasta casa, que no mi hogar, hacia mucho tiempo que no lo sentía así.
Continué con aquella farsa de matrimonio y aquella vida cómoda y continué con mis desayunos en aquel café cada mañana antes de trabajar, con la esperanza de encontrar a Esteban cada miércoles o tal vez con las ganas de recordar aquellos momentos vividos allí. 
En ocasiones dejaba volar mi imaginación, cerraba los ojos e imaginaba como habría sido mi vida sí hubiera continuado aquella historia.

Un miércoles al sentarme en aquella mesa, el camarero al traerme el desayuno, me entregó un sobre.
"Lo dejaron esta mañana temprano para ti Clara, me pidió que te lo entregara."
Abrí aquel sobre con expectación, nervios y un sin fin de sentimientos me invadían.
En el exterior de aquel sobre había escrita una frase "Próxima estación... Vivir"
En su interior, había dos billetes de tren y una nota.
" Mi querida Clara, sube conmigo al tren de la felicidad, te espero en la estación.
Trae los dos billetes contigo."
Pagué el desayuno y cogí un taxi hasta la estación.
Allí estaba Esteban, sentado esperándome, para subir a aquel tren que nos lleva hacia la próxima estación, nuestra estación.


jueves, 9 de febrero de 2017

De dejó llevar

"Se dejó llevar por aquel canto de sirena que tantas veces había escuchado.

Se dejó llevar por aquellas luces que siempre la acompañaban y que nunca reflejaban aquellas sombras escondidas y adormecidas.

Se dejó llevar por el olor a vida, a noches de tabaco y ron.

Se dejó llevar por espejismos, esos que siempre aparecían, cuando necesitaba aferrarse a algo.

Se dejó llevar por mentiras piadosas, verdades a medias y aquellas respuestas que siempre necesitaba y quería escuchar.

Se dejó llevar por ese halo de misterio que la rodeaba.

Se dejó llevar por esa sombra que sólo existía en su cabeza, se dejó llevar por ella en la que siempre pensaba cuando sus instintos suicidas asomaban en las noches de soledad y lágrimas.

Fue ella, quién en aquella noche de valor para saltar al abismo, lo empujó hacia la muerte."


Sonidos

"La reconoció por el sonido de sus tacones.
Aquel sonido que aún retumbaba en su cabeza, en las noches de insomnio.

Aquel sonido ensordecedor que quedó grabado en su mente, mientras ella le decía adiós.

Reconoció aquel sonido, porque era lo único que recordaba de aquellas noches de pasión.

Aquel sonido era el sonido del reencuentro, de una nueva oportunidad.

Era el sonido de un comenzar de nuevo.

De los nuevos te quiero.

Era el sonido del amor, de aquel que se marchó una noche de verano, para volver una noche de invierno, al calor del hogar, al calor de los brazos que nunca debió abandonar.

Aquel sonido, era la banda sonora del desamor, convertido de nuevo en amor."


miércoles, 8 de febrero de 2017

Diario de una suicida

Me senté en aquella cornisa, con los pies colgando al vacío y mi mente dispuesta a pensar en todo lo que me había llevado hasta allí.
Abrazada a mi diario y a mis miserias, decidí dar el paso hacia el final...

"Nací cuando mi madre apenas tenía 15 años, fui fruto de la violación de su padrastro, una noche de borrachera.
De esas que eran continuas, unos días pegaba a la abuela, otros violaba a mamá y a veces hacia las dos cosas.
Mamá nunca le contó a nadie quién era mi padre, nunca se atrevió a hacerlo.

A mi me lo contó cuando yo estaba a punto de cumplir los 16.
Mamá estaba enferma, le quedaba poco tiempo de vida y quería irse en paz.

Fui una niña feliz hasta los 6 años, edad en la que comencé el colegio, allí empezaron mis primeros problemas.
Nunca supe, ni encontré motivos suficientes para ser el centro de bromas pesadas de algunos compañeros.
Me refugiaba en los baños de aquella escuela que cada día odiaba más, pero era tan cobarde que nunca le conté a nadie lo que me estaba ocurriendo, ni siquiera a mamá, bastante tenía ella con sobrevivir cada día a su propio infierno.

Llegaba a casa con la cara magullada y los ojos hinchados de llorar, pero era tan cobarde que nunca respondí a las preguntas de mamá.
A esa edad tuve que madurar, como para llegar a casa y hacerme cargo de mi madre, de organizar la comida y sí había tiempo, estudiar.
No me gustaba ni la escuela, ni los estudios, me gustaba cuidar de mi madre y dormir junto a ella sus borracheras, ayudarla a levantarse en sus mañanas de resaca y disfrutar de ella los pocos momentos en los que se mantenía sobria; esos momentos eran los mejores, jugábamos juntas y salíamos al parque por las tardes, mamá preparaba merienda para las dos y disfrutábamos la una de la otra, sólo nos teníamos a nosotras.

Mamá nunca superó aquellos años de abusos, por parte de su padrastro, y yo le recordaba cada día al levantarme, aquellas noches con aquel hombre encima.
Se refugió en el alcohol y apenas se mantenía sobria y en pie. La pena y la cirrosis la mató una fría mañana de enero.
Aquella mañana, me quedaba sola en la vida, una vida que me había empeñado en destruir, caminaba hacia la muerte, consciente de que lo hacia día a día, noche a noche.

Aguanté las palizas en el colegio, inventándome caídas por ser demasiado torpe.
Así pase aquellos primeros años de mi vida, hasta que llegué al instituto con apenas 14 años.

Donde  conocí el mundo de las drogas, quizás era mi refugio para ser un poco más valiente, o el ansia por tener amigos, aquellos que yo consideraba mis amigos, me descubrieron noches de desenfreno, alcohol, drogas y sexo.

Lo que empezó siendo un inocente coqueteo, se convirtió en un vicio, un vicio que me llevaba por el camino equivocado.
Me convertí en una sombra de mi madre, ahora dormíamos juntas las noches de alcohol y drogas y aguantábamos las resacas por la mañana.
Esas resacas no me dejaban asistir al instituto, así que abandoné los estudios a mitad de curso; pero seguí frecuentando aquellas amistades que tanto mal me hacían y que me llevaban hacia una vida directa a la muerte.

En una de esas noches de locura, alguien me dio unos billetes por acostarse conmigo.
Esa noche fue la primera de un declive anunciado.

Entré en el mundo de la prostitución y el dinero fácil y lo peor de todo, disfrutaba de aquellas noches de sexo descontrolado y mañanas de resacas.
El dinero que conseguía en aquellas noches, lo gastaba en drogas para el día siguiente.

Una noche en uno de esos polígonos donde cada una teníamos nuestro lugar, conocí a Lucas, un joven apuesto y que lo único que buscaba era conversación, una mala tarde en casa y en el trabajo lo habían llevado hasta allí.
Hablamos durante horas, me pagó por aquella conversación como sí le hubiera hecho el mejor de los servicios, me llevó hasta la puerta de casa y se despidió con un beso en la mejilla.

Durante noches enteras, esperaba a que Lucas apareciera de nuevo, rechacé a clientes, confiando que volvería a buscarme y que sería mi príncipe azul, ese príncipe de los cuentos que mamá me leía cuando estaba sobria.
Lucas nunca apareció, seguí con mi vida de noches de prostitución y drogas, y mis mañanas de resaca, mientras lamía mis heridas, unas físicas y otras en el alma, estas últimas nunca cicatrizaron del todo.

Una mañana al amanecer cuando regresaba a casa, caminando con los zapatos en la mano y el maquillaje casi inexistente, un coche paró a mi lado.
"Buenos días Malena", reconocí aquella voz inmediatamente, podría reconocerla entre un millón de voces, era Lucas.
Se bajó del coche, abrió la puerta del acompañante y me invitó a subir.

Pasamos aquella mañana, en la pastelería que había cerca de casa, hablando y dedicándonos alguna que otra sonrisa.
Me hizo prometerle, que aquella noche había sido la última de esa vida tan decadente que me estaba matando.
Él a cambio prometió cuidarme y protegerme.

Conseguí salir de aquel infierno, tenía 16 años y estaba al borde de la muerte, por primera vez en la vida alguien se preocupaba por mi.

Después de desayunar me acompañó hasta casa para recoger algunas de mis cosas y trasladarme a la suya, allí podría cuidarme mejor, esas fueron sus palabras.
Aquella mañana, pensé "Malena, tu príncipe ha llegado, ya no debes preocuparte por salvarte, él lo hará por ti."

Durante días, semanas y meses, Lucas aguantó mi mono, mis momentos de debilidad, mis lloros, mis noches en vela, pidiendo morirme.
Me cuidó como a un bebé, consiguió que volviera a sonreír.
Me compró ropa nueva, y me alimentó día a día, para que tuviera las fuerzas suficientes para seguir luchando, por salir de aquella mierda.
Me acariciaba cada noche hasta que conciliaba el sueño y me despertaba cada noche con un beso suave en la mejilla.
Nunca me pidió nada a cambio.

Pasado un año, el día que cumplía los 17, me entregó un vestido de fiesta, unos zapatos de tacón y un collar de diamantes a juego con unos pendientes.
"Vístete y arreglate Malena, esta noche salimos a cenar."
Su tono no sonaba tan amable como meses atrás.
Me limité a cumplir lo que me había pedido.

Llegamos a aquel restaurante que tantas veces había observado desde el exterior, alguien salió a recibirnos y ese alguien conocía mi nombre, "buenas noches Malena", miré a Lucas con cara de asombro, se limitó a sonreír.

En el interior, encontré a un grupo de hombres ya maduros y alguna que otra jovencita, todas vestidas, al igual que yo, elegantemente.
No entendía nada, Lucas me dijo, "limítate a obedecer, y no tendrás problemas."
Fue entonces cuando pensé, "ya estoy en el problema."

Nos sentamos a cenar junto a algunos de aquellos hombres y jovencitas que había en el salón.
Deduje que el salón había sido cerrado para aquella cena y que precisamente no íbamos a celebrar mi cumpleaños.
Durante la cena me limité a escuchar las conversaciones que mantenían entre ellos, yo sonreía, como hacían el resto de chicas y respondía sí me preguntaban, a ser posible con monosílabos, para no buscarme problemas, me temía que tarde o temprano llegarían solos a lo largo de la noche.

Cuando terminaron los postres, apareció un hombre vestido elegantemente, subió al escenario donde la orquesta había estado tocando toda la noche, cogió un micrófono y lo único que dijo fue, "señores que comience el espectáculo".
Fue entonces cuando todos y cada uno de los hombres que había en aquel salón sacaron las llaves de sus coches y las introdujeron en una urna de color negro.

Entonces Lucas me explicó, que ahora nosotras debíamos sacar una llave e irnos con el dueño del coche, para pasar la noche con él.
Mi cara debió decirlo todo, y la respuesta de Lucas fue la siguiente,"Malena has sido una puta toda tu vida, esta noche tienes que ser la mejor."

Me limité a obedecer, recogí la llave, su dueño no tardó en aparecer, tragué saliva y miré a Lucas. Me hizo un gesto con la cabeza que me indicaba que nunca me había querido, sólo me había estado preparando para este juego, su juego.

Aquella noche volví a drogarme, quizás para no recordar lo que estaba haciendo, o tal vez para que me diera el valor que necesitaba.

A la mañana siguiente  alguien me encontró media muerta en un callejón.
Aquel hombre me había dado una gran paliza, estaba tan drogada que ni siquiera sentí dolor mientras me golpeaba hasta casi matarme.

Desperté en un hospital, sin ninguna compañía y sin nadie que pudiera hacerlo.
Pedí que llamaran a Lucas, nunca respondió a aquellas llamadas, tampoco se molestó en devolverlas.
Estaba sola en esta maldita vida que me había tocado vivir, no sé sí por azar, o porque yo misma la había elegido.

Tenía 17 años y estaba cansada de vivir, ya lo había vivido todo.

Pasados unos días, recibí el alta, caminé hasta mi antigua casa, una vez allí recogí aquel diario que había comenzado a escribir siendo una niña.

Caminé sin rumbo todo el día, hasta que la noche decidió acompañarme, esa noche es hoy...

Esta noche me he sentado en el borde de esta cornisa, con ese diario en mis manos, dispuesta a saltar al vacío, a un vacío elegido.
Hoy con 17 años he decidido acabar con mi vida.

Pero la cobardía me ha acompañado una vez más, esa cornisa, no es más que el borde de una acera, donde me he sentado a esperar a la muerte, esa muerte que anhelo, pero no me atrevo a buscar, por miedo a encontrarla."



martes, 7 de febrero de 2017

Aquella mañana

"Aquella mañana de fría lluvia, salió con el firme propósito de encontrar y y recuperar sus sueños.

Sólo tenía que seguir el rastro de aquel ser que tantas veces le había hecho sonreír.

Caminó hasta llegar a aquel lugar que sólo ellos conocían y donde tantas veces se habían refugiado, en aquellos momentos de lágrimas y confesiones a medias.

Allí estaba sentado a punto de volver a derrumbarse, y esta vez estaba sólo, ni siquiera le acompañaba aquella media sonrisa, que de vez en cuando se esforzaba por enseñar.

Levantó la vista, mientras se le escapa aquel suspiro y la encontró a ella, sonriendo tímidamente y tendiéndole la mano, como otras tantas veces lo había hecho.

Ella se sentó a su lado, lo abrazó y le dio el cariño que buscaba.

Así fue como recompuso sus miedos, se olvidó de sus miserias y cobardía, prometió resurgir y nunca más pensar en la muerte."



Lo encontraron


"Lo encontraron al amanecer, junto a la vía del tren, con la única compañía de una botella de whisky a medio terminar y un cigarrillo consumido, sin fumar.

Lo encontraron tendido, arropado con aquel abrigo que le había acompañado en aquel último invierno, aquel invierno tan gris.

Lo encontraron junto a su cobardía, su soledad y sus pensamientos suicidas.

Lo encontraron cuando un nuevo día comenzaba, ese día, que él ya no quería ver.

Lo encontraron con una nota a medio escribir, quizás un despedida, quizás una canción, tal vez una poesía.

Lo encontraron con aquella mirada triste, fija en ningún lugar.

Lo encontraron abandonado a su suerte, esa que nunca le acompañó.

Sólo encontraron a una culpable para aquel final, la maldita soledad."


La encontró

"La encontró bailando sola, desnuda y con aquella sonrisa de felicidad que sólo los locos tienen.

La encontró, en medio de la calle, a ritmo de tango.

La encontró, mientras se desvanecía, en medio de la poesía.

La encontró, mientras la muerte la arrastraba con su canto de sirena.

La encontró, susurrando los últimos te quiero.

La encontró, mientras buscaba sus brazos para refugiarse en ellos.

La encontró, cuando ya era tarde, la encontró lanzando un beso al aire, y abrazándose al resurgir."


Aquella tarde

"Aquella tarde se puso los labios de besar, los ojos de ver y los oídos de escuchar.

Aquella tarde se puso sus tacones, aquellos de las ocasiones especiales y preparó sus brazos para abrazar, una vez más.

Aquella tarde se entrenó para dar besos, abrazos y mirar con mirada tierna y tímida a la vez.

Aquella tarde estaba dispuesta a escuchar.

Aquella tarde se puso las mejores galas, las de los grandes momentos y las citas importantes.

Aquella tarde se acicaló el pelo, respiró hondo y salió...

Aquella tarde traspasó  la puerta, transformada y dispuesta a recuperar lo que había perdido, o tal vez, nunca perdió, porque nunca se pierde lo que nunca se ha tenido.

Aquella tarde, se recompuso, sonrió y se reconoció.
Una vez más había conseguido recomponer, su cuerpo, su alma y su corazón.

Aquella tarde quiso de nuevo, ver, escuchar y hablarle al amor."


Desconocidos

"Se desconocieron una tarde de otoño, en esas que las noches comienzan a ser más largas.

Se desconocían día a día, palabra a palabra, beso a beso.

Se desconocían cada mañana al amanecer, cuando el sol irrumpía en sus vidas.

Se desconocieron una y otra vez.

Se desconocieron tanto que nunca llegaron a encontrarse para poder conocerse."


Se nos va la vida


"Se nos va la vida, pensando y planeando.

Se nos va la vida buscando y dando excusas para no disfrutarla.

Se nos va la vida entre lágrimas y risas.

Se nos va la vida entre suspiros y desesperación.

Se nos va la vida negando sonrisas y regalando ceños fruncidos.

Se nos va la vida entre pesadillas y sueños rotos.

Se nos va la vida en horas muertas de sufrimiento sin motivo.

Se nos va la vida, se nos escapa a cada segundo, entre los dedos de las manos.

Se nos va la vida en lo que pudo ser y no hicimos para que fuera.

Se nos va la vida suspiro a suspiro.

Se nos va la vida y no hacemos nada por vivirla."

Dicen


"Dicen que el día que tocas el fondo del pozo, es el primer día de tu resurgir.

Dicen que hay que conocer la derrota para valorar la victoria.

Que hay que perder para saber que es ganar.

Que hay que llorar para conocer la sonrisa.

Que hay que estar a oscuras para valorar la luz.

Que hay que entrar para poder salir.

Dicen que a veces el silencio es la mejor respuesta.

Dicen que es más duro decir NO te quiero, que te quiero.

Que hay que perder el aire para valorar respirar.

Que hay que suspirar para coger aire.
Que los suspiros no se escapan, salen.

Que hay que morir en vida, más de una vez, para saber vivir.

Dicen que los pozos están llenos de ganadores esperando resurgir.

Dicen que esperar no es desesperar."


La dejé ir



"La dejé ir para verla feliz.

La dejé ir, porque yo era sus lágrimas.

La dejé ir porque yo era su tristeza.

La dejé ir porque yo era sus noches de insomnio.

La dejé ir porque yo era su amargura.

La dejé ir porque yo era su jaula.

La dejé ir porque yo era su tormenta.

La dejé ir porque quería verla libre.

La dejé ir porque ella quería sueños, yo sólo podía ofrecerle pesadillas."




Una poesía al día... Día 2

2/21
LA SONRISA DE PAULA
"Llegó el último día de enero, con los ojos bien abiertos y con su sonrisa eterna.

Llegó unos días tarde, como todo lo bueno, se hizo esperar.

Llegó en una tarde del mes de enero, entre lluvia y frío para ser el sol y el calor que necesitaba.

Llegó con ganas de vernos y comerse el mundo.

Nosotros la esperábamos con los brazos abiertos para cubrirla de abrazos.

La esperábamos con los labios de besar para comérnosla a besos.

Llegó tarde pero con prisas, quizás quería mostrarnos la que se sería su sonrisa eterna y sus ojos avellanas.

Llegó hace trece años para iluminarnos la vida.

Llegó con esa sonrisa eterna que no ha dejado de regalarnos."
(MJMA) publicado 

La vio alejarse


"Y mientras la escuchaba susurrar cada una de las promesas que se habían hecho, la vio alejarse, la vio desaparecer, a ritmo de blues y con aquel cigarrillo en la mano.

La vio alejarse mientras esperaba que volviera la cabeza y lanzarle el último beso, el que nunca deseó que llegara, pero llegó.

La vio desaparecer aquella noche iluminada por aquella única luz que había en aquella estación que tantas veces habían usado como escondite.

La vio desaparecer mientras su corazón y su vida, una vez más, se quebraban.

La vio desaparecer, mientras ella le dejaba atrás y buscaba otro tren."



domingo, 5 de febrero de 2017

Un amigo para Mauro


Soy un libro, da igual el título, y hoy comienza mi amistad con un nuevo amigo, Mauro.

Hoy me he sentido inmensamente feliz, alguien ha decidido que sería un buen día para visitar su casa e invitarme a merendar y que conozca a alguien. 

Es el cumpleaños de Mauro y seré su regalo, es la primera vez que alguien le regalará un libro, y ese libro seré soy yo.

En la librería me han vestido muy elegante con un traje de colores y además me han puesto pajarita, Mauro debe ser muy especial, cuando me han puesto tan guapo.

He caminado de la mano de la mamá de Mauro, al parecer cree que seremos buenos amigos.
Ha venido a la librería donde he vivido hasta ahora, después de mirar varias estanterías, se ha parado justo en la que yo estaba, ha mirado detenidamente a cada uno de los que estábamos allí, me ha abierto, ha mirado algunas de mis páginas, me ha cerrado con cariño y ha decidido llevarme hasta su casa.

Ella estaba tan contenta como yo, aunque reconozco que yo además estaba algo nervioso.

Una vez en casa del que será mi nuevo amigo, había muchos más invitados, todos con trajes bonitos y divertidos, pero yo era el único libro, Mauro nos ha mirado uno a uno con ojos emocionados y expectantes.

Mientras merendábamos nos ha quitado los lazos, los trajes y ha ido quedándose con aquellos que más le gustábamos.

A mi me ha mirado fijamente y me ha mantenido muy cerca el resto de la tarde.
De vez en cuando abría mis páginas y echaba un vistazo rápido, sobre todo a aquellas que tienen dibujos, se moría de ganas por prestarme toda su atención.

Al llegar la noche y después de una tarde muy ajetreada, el único que ha podido acompañarle hasta que se ha dormido, he sido yo.

Ha decidido  leerme para conciliar su sueño, yo, un libro, me he convertido en su compañero de sueños, creo que su mamá ha acertado de lleno con haberme regalado y seremos buenos amigos.

Al abrirme me he presentado, con una gran sonrisa.

"Hola Mauro!
Soy un libro, no un libro cualquiera, tu mamá me ha elegido para que vivamos grandes aventuras. 

Soy tu primer libro, espero que el primero de muchos, por lo que me recordarás siempre, porque el primer libro siempre se recuerda, para bien o para mal.
Yo espero que sea para bien y que seamos amigos para siempre.
Te apetece conocer mi historia?"

Mauro me ha mirado asombrado, pero no ha dicho nada, con la boca abierta de asombro, me ha escuchado atentamente.

"Hasta que estoy contigo, paso por un proceso largo y a veces difícil.
Primero tengo que ser deseado por un escritor y que quiera escribirme. 
Unas veces se lo pongo fácil y otras no tanto, porque no sólo es querer escribir, es tener una historia que contar.
De vez en cuando le juego alguna mala pasada y dejo su mente en blanco, así que por mucho que quiera escribir, tiene que parar hasta que encuentra algo nuevo que contar.
 Ellos le llaman inspiración a esas ganas enormes de escribir.
La inspiración es un poco traviesa y a veces juega a chincharlo un poco.
Otras veces le hago trasnochar, y le hago escribir hasta altas horas de la madrugada, pero le gusta.
Sabes Mauro, dicen que los escritores son raros y que están un poco locos, pero no es cierto, es sólo que tienen muchas aventuras en sus cabezas para contarnos y mucha gente, a las que presentarnos. 
No son raros, son divertidos, aunque a veces también cuentan historias tristes.
 Y sin ellos los libros no podríamos existir. 
Escribirme es un proceso largo, pero satisfactorio, porque serán muchos los que lean ese trabajo final.
Cuando mis páginas están listas, paso a manos de un editor, él es quién decide sí veré la luz o me quedaré guardado en un almacén y pasaré al olvido, es como un examen en el colegio.
Sí el editor decide que soy lo suficientemente bueno para salir al mundo, paso por correcciones, modificaciones y largas jornadas de retoques, me ponen guapo para vosotros. Es como ir a la peluquería para cortarte el pelo. 
De ahí paso a la maquetacion para darme un formato bonito y que todos me veáis precioso.
La parte más bonita y emocionante de mi vida es cuando salimos muchos iguales camino a las librerías para que podáis disfrutar de mi y de todas las aventuras que el escritor ha querido escribir en mi.
También son días de nervios, ya que no sé sí le gustaré a los lectores y sí querrán llevarme a casa.
Sabes Mauro? Son como tus primeros días en el colegio, pero poco a poco, los nervios van desapareciendo.

A partir de tenerme en tus manos tu y yo comenzamos una historia que sólo nosotros conocemos.
Disfruta de cada letra escrita y cada lectura, porque leer entre otras cosas te hace vivir grandes aventuras."

Mauro, se ha quedado dormido escuchándome,  se sorprendió mucho cuando comencé a hablarle.
Pero lejos de asustarse, Mauro abrió sus ojos marrones como platos y me preguntó varias veces:

"De verdad, hablas?, pensé que tenía que leerte", me dijo.
"Claro que tienes que leerme Mauro, tu imaginación te ayudará a ponerme voz y podrás escucharme siempre que quieras."

Le conté que ese debía ser nuestro secreto, que sí no se lo contaba a nadie, cada noche le contaría una historia diferente y viviríamos miles de aventuras juntos.
Historias de piratas, de príncipes, de héroes, de lobos y de abuelos y todas aquellas que él quiera y pueda imaginar.
Antes de dormirse me ha chocado los cinco, eso significa que ya somos amigos.
Mientras cerraba sus ojos a la vez que mis páginas, le he prometido volver mañana.
Mientras me acurrucaba a su lado para compartir almohada y sueños, ya he pensado en las aventuras que viviré y contaré a Mauro.



miércoles, 1 de febrero de 2017

Egoísta... Yo, egoísta?

Hoy me han llamado egoísta, así con todas la letras.

Pero no me ha molestado, al contrario me he sentido halagada.

En una tarde un tanto ajetreada he compartido conversación, con alguien al que aprecio y tengo un gran respeto.

Él ha sido el que me ha llamado así, por haber tenido escondido tanto tiempo el don de escribir y no compartir con el resto del mundo lo que puedo llegar a transmitir.

Me ha llamado egoísta por escribir no sólo con un bolígrafo, si no con el corazón y desde él.

Me ha llamado egoísta por no haberle hablado nunca de todo lo que tenía guardado y nunca enseñaba, por no haberle contado mi secreto y por haberle privado de leerme.

Me ha hecho prometerle que nunca más esconderé ese secreto y don que la vida me ha regalado.

Me ha hecho prometerle que el mundo nunca más se verá privado de mis escritos de color verde.