Que mal te estamos tratando, estamos desorbitados y hemos perdido la razón.
Nos destruimos y nos dejamos destruir y tu mientras tanto siendo testigo de todas estas barbaridades de las que todos somos cómplices.
Hoy he llegado a la conclusión de que todos de un modo u otro tenemos las manos manchadas de sangre.
Todos hablamos de guerras, en conversaciones cotidianas, que pena que nos hayamos acostumbrado a ellas.
Ya apenas sufrimos por imagenes de bombardeos y cadáveres.
Querido mundo, sé que no es tu culpa, pero cada día me das un poco más de miedo.
Querido mundo esto se te ha ido y se nos ha ido de las manos.
Tal vez deberíamos comenzar a trabajar juntos en esto de arreglarte y arreglarnos, no te culpo, al contrario, nosotros los que te habitamos somos los culpables de este destrozo y este sin amor.
Querido mundo, y sí nos miramos a los ojos y nos hablamos con el corazón?
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