Hemos perdido las buenas costumbres de compartir un café a media tarde, una cerveza en buena compañía, una tarde de cine y palomitas o un rato de conversación mientras paseamos.
Digo que está de moda, por que parece ser que si dispones de este bien tan poco preciado estas desfasada y obsoleta e incluso eres o pareces un poco "ñoña".
Nos hemos aferrado demasiado a lo material, dinero, coches, joyas, relojes y todo aquello que nos dé un status social.
No somos conscientes de que todo eso no es más que un modo de etiquetarnos y compensar os por la carencia de tiempo.
Yo siempre he sido muy de contacto, de abrazos, de besos, de caricias, de mirar a los ojos mientras hablo y comparto un café o una cena.
Creemos que los regalos materiales son importantes, que cuanto más caros son, más nos quiere aquel que nos obsequia con él.
Yo prefiero regalar cenas preparadas a medias en casa, un café a media tarde con galletas recién hechas y bizcocho recién horneado. Me gusta regalar tardes de sofá con películas y palomitas disfrutando de buena compañía y tener la sensación de estar haciendo un gran regalo y a la vez lo estoy recibiendo.
Esos momentos compartidos son siempre recordados con una sonrisa.
Me gusta el olor a chocolate por que me recuerda a las tardes de invierno en casa, me gusta el olor a bizcocho en el horno por que me recuerda que mis sobrinos vienen a merendar a casa, el olor a palomitas a tardes de sábado viendo películas en blanco y negro.
Esos momentos no desaparecen nunca, siempre permanecen en nosotros de un modo u otro, unas veces más dormidos, otras más despiertos, pero siempre nos acompañan, por que esos momentos son nuestros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario