Ha cogido una pequeña maleta y se ha marchado, sin mirar atrás y sabiendo que no le debe nada a nadie, aunque ella misma se lo debe todo.
Cansada de sueños sin cumplir y pesadillas vividas.
Con más penas que gloria y algo decepcionada.
Se ha marchado cansada de enseñar los dientes y recibir golpes, de dar segundas oportunidades y no recibir ninguna.
Se ha marchado con las manos vacías de tanto dar y poco recibir, con los ojos llenos de lágrimas y sin más sonrisas que mostrar.
Se ha marchado sin saber que es apenas la felicidad, con tanta pena a sus espaldas que incluso camina algo encorvada.
Se ha marchado escuchando cantos que la invitan a seguir otro camino, quizás uno equivocado, tal vez el correcto.
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