Tenía mil motivos para odiarte y salir corriendo y uno sólo para quererte y quedarme.
Elegí quedarme, apostar todo a una sola carta y quererte hasta que me doliera hacerlo.
Me quedé para demostrarte que nunca es tarde, que todo llega a su debido tiempo, y que la espera merecía la pena.
Por qué todo aquello que merece la pena, merece una espera...
Siempre hemos sido las personas perfectas, en la distancia equivocada, aún estando a un milímetro estábamos lejos...
Nunca era nuestro momento, tal vez nunca lo fue...
Pero lo será, estoy segura que lo será...