domingo, 22 de octubre de 2017

El aniversario

Me olvidé de sonreír, al tiempo que él se olvidó de enviar las orquídeas.

Así comenzaba el día de nuestro último aniversario juntos.

A partir de entonces se convirtió en una fecha que ninguno de los dos olvidaríamos, pero que ya no celebraríamos.

Fuimos quemando etapas, nos quisimos, nos amamos, nos deseamos..., hasta que nos acostumbramos y no hay nada peor para el amor que las costumbres, las rutinas.

Pero que malo es acostumbrarse a esas rutinas que de un modo u otro nos dicen que sigue habiendo algo entre dos corazones que han sentido juntos, el día que desaparecen es cuando nos damos cuenta que no hay nada que hacer, nada que recuperar, nada por lo que luchar.

Tres años antes nos habíamos quitado esas alianzas que nos recordaban cada día que estábamos unidos, ese símbolo que nos une y a la vez separa, yo seguía llevando aquel diamante engarzado en oro blanco, que años atrás me había regalado para demostrarme lo mucho que me quería, yo le regalaba besos y abrazos de buenos días con te quiero, mientras escuchaba un "y yo a ti más".

Pero poco a poco dejamos de bailar nuestra canción favorita y dejamos de improvisar aquellos viajes a París o a cualquier parte para disfrutar el uno del otro, esos viajes fueron reemplazados por encuentros con amigos, excusas de trabajo, o con un "ya lo celebraremos", esas rutinas que habían mantenido viva aquella llama que poco a poco se hacía más pequeña, hasta que aquella hoguera inicial, quedó reducida a rescoldos, habían ido desapareciendo.

Ya no había nada que celebrar, aquel aniversario había quedado en tan solo un día más, sin símbolos, sin orquídeas, sin sonrisas y lo peor de todo, sin ningún te quiero que decir, ni que escuchar.

Aquel día era el momento de recoger todos los recuerdos en una maleta, cerrarla con llave y volver a empezar.



No hay comentarios:

Publicar un comentario