martes, 23 de agosto de 2016

Y la llamé NADIA.

NADIA últimamente se ha convertido en parte importante de mi vida, además de ser la protagonista del primer libro que he decidido publicar, es el nombre que le he puesto a mi inspiración.

Sí, si he llamado con nombre propio a mi inspiración, por una razón muy sencilla, últimamente nos vemos muy a menudo y siempre es más fácil conversar con alguien que tiene nombre propio para poder dirigirte a ella.

En los últimos meses me hace bastante compañía, a veces a horas un poco fuera de lo común, por lo que siempre tengo café preparado para cuando viene a visitarme a altas horas de la madrugada, es en esos momentos de oscuridad y silencio cuando más aparece, le ha dado por trasnochar o por madrugar, según se mire, por eso el café se ha convertido en el compañero perfecto para esas horas y el tercero en discordia.

He de reconocer que me estoy acostumbrando a sus visitas, a esas horas imprevistas y que el día que no aparece me preocupo, ahora que forma parte habitual de mi vida, no quiero que desaparezca.
Durante el día suele estar más tranquila, yo diría que adormecida, pero cuando comienza la noche, es cuando ella está dispuesta a susurrarme al oído todo aquello que se le ocurre, yo escucho atenta y escribo. 
He aprendido a disfrutar de esas horas de conversaciones con Nadia, o tal vez debería decir de sus monólogos, pero acompañados siempre  de una taza de café.
Que nunca me falte Nadia, ni una taza de café, ni vuestra compañía para seguir disfrutando de vosotros a través de este blog.


No hay comentarios:

Publicar un comentario