viernes, 5 de agosto de 2016

SUÉLTATE EL PELO

Cuando llegué a los 40, algo me llevó a reivindicar mi rebeldía de los años adolescentes.
Estaba en un momento de mi vida en que había seguido demasiadas reglas, estudié una carrera, conseguí un buen trabajo, me casé, forme un hogar y me olvidé de mi y de mi libertad.

Antes de llegar a esa edad ya había pasado por un divorcio difícil y doloroso.
Nunca tuvimos hijos, nuestros trabajos no nos dejaron tiempo para ellos y tampoco tuvimos necesidad de tenerlos.
Mi ex marido pertenecía a una familia adinerada de la ciudad, nos conocimos en mi lugar de trabajo, un café de cortesía, un vino después de trabajar y alguna cena en fin de semana, nos llevaron a una relación sentimental que desembocó en matrimonio.

Me casé muy enamorada hasta que poco a poco fuí descubriendo la verdadera personalidad de mi marido y su familia.
Al cabo de unos años, no muchos me decidí a poner fin a una relación, con un divorcio más que sonado y con algunas consecuencias colaterales, como mi despido injustificado del trabajo.

Cerca de esa edad maravillosa y maldita a la vez me encontraba ante un nuevo comienzo. Asimilé mi nueva situación y comencé una nueva etapa, llevando algunos cambios a cabo.
Me puse unos vaqueros, unas bailarinas y me solté el pelo.
A mi edad me sigo saltando normas, me gusta hacerlo, vivo por y para mi, he vuelto a creer en las personas pero con cautela, he aprendido lecciones.
Sigo teniendo ese punto rebelde que tanto me gusta y lo mejor de todo sigo teniendo ilusiones.


No hay comentarios:

Publicar un comentario